


Cuando vives en la urbe más poblada del mundo crees que los animales salvajes son las ratas, palomas y perros callejeros que cohabitan la ciudad contigo. El ajusco es uno de esos lugares en los que, sin ir tan lejos, puedes ir a respirar un poco de aire, olvidarte del celular, el tráfico y sentirte en contacto con la naturaleza.
Tampoco es que haya visto un oso ni nada asi pero ver arbolotes ya es algo.
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